Bueno queridos lectores aquí me tienen nuevamente.
En esta oportunidad les traigo un cuento del genero fantástico aunque los géneros dependen del que lo lea.
Sin más presentaciones léanlo y luego opinen que les pareció.
Saludos
Atte Lord_Vampiro
La tenebrosidad del bosque de Galandell
La noche había caído en el bosque de Galandell y una jovencita de diecisiete años caminaba entre los árboles. Completamente sola, con una lámpara de aceite como única fuente de luz. Poco a poco se adentraba en el lugar deseando perderse en la noche. No quería volver a su hogar en mucho tiempo y por eso se metió allí buscando un poco de soledad para desahogarse de sus problemas cotidianos. En cuanto a su aspecto físico su cabello era castaño claro, de largo medio y sin atar. Sus ojos eran avellana y su piel tenía una tonalidad pálida. Vestía un atuendo que denotaba su pertenencia a una clase media alta. Caminó entre los delgados árboles esquivando el follaje hasta llegar a una zona que le pareció lo suficientemente alejada de su ciudad. Se sentó en un tronco caído, algo húmedo, y tras dejar su lámpara a un costado se colocó en posición fetal. Comenzando a llorar desconsoladamente. Sus sollozos eran el único sonido que rompía el silencio de ese tranquilo y oscuro bosque. Tomó algunas hojas secas del suelo y se puso a romperlas con frustración sin calmar sus lágrimas ni un solo segundo. De un momento a otro su lámpara se apagó y de oscuridad se tiñó la escena
Guardó silencio abrazándose a ella misma, para protegerse de los peligros que podían llegar a manifestarse. Sintió una extraña calidez y tras un fogonazo observó una extraña figura parada frente a ella.
-¿Quién anda ahí?…- preguntó, nerviosa.
- Calma, no voy a dañarte, me llamo Cyrianka , hábito este lugar ¿Y Tu?- dijo la mujer aparecida.
La adolescente le respondió – Mí nombre es Aydana- tras un suspiro levanto la mirada y notó los rasgos de su interlocutora. Parecía tener entre veinticinco y treinta años, vestía una túnica de color azul marino con capucha de la cual se desprendían mechones blancos. Y en su contorno la cubría un brillo de otro mundo. Cyrianka se sentó frente a Aydana y le dijo
- ¿Qué es lo que te tiene tan afligida para llorar de esa forma?- sonriéndole y quitándose la capucha revelando unos anaranjados ojos.
- Acabo de cortar con mi novio y siento que nadie va a ser tan perfecto como lo era él.- respondió Aydana secándose sus lagrimas.
- Dime como era y veré sí puedo hacer algo al respecto- dijo Cyrianka sonriendo exageradamente.
Fiel, protector, firme, bien educado, caballeroso, algo romántico. – Aydana hizo una pequeña pausa y continúo – era un poco más alto que yo y con la fortaleza de su cuerpo me protegía cuando era necesario. -
- Entonces ¿Por qué se separaron?- interrumpió Cyrianka.
- Llegó un momento en que estábamos todo el día juntos y ya no sentíamos lo mismo, como sí la llama se hubiera apagado y la frialdad tomó el control. A demás de lo rutinario que se había puesto todo. Por eso decidimos separarnos pero ahora no se qué hacer.-
La joven dio un soplido muy fuerte para relajarse y Cyrianka le respondió.
- Comprendo, buscas a alguien con las mismas cualidades qué él, para sentir esa estabilidad. también te gustaría poder mantener esa relación por más tiempo y no caer en la rutina.-
- Es cierto, quiero eso, pero no creo poder encontrar a otro igual – dijo negando con la cabeza y mirando con desconfianza.
- Yo puedo solucionarlo, pero para eso tenés que pensar por unos minutos las cualidades que deseas atraer.-
La voz de Cyrianka sonó algo más madura en ese momento y Aydana cerró los ojos por varios minutos hasta que su interlocutora le ordeno volverlos a abrir. Al hacerlo pudo ver un enorme can de madera parado de forma bípeda. Vestía con un traje de la seda más fina, sombrero y bastón. La criatura sonreía y tenía una fuerte mirada. Se acerco a la joven y le pregunto – ¿Me buscabas?-
Aydana dio unos pasos hacia atrás atemorizada –Pensé que iba a ser algo distinto…- dijo con sorpresa.
- Pero este honorable ser tiene todo lo que vos querías no seas mal agradecida- dijo Cyrianka cambiando sus ojos de color a un tono entre naranja y rojo.
- Agradezco, pero no puedo llevarlo a mi ciudad, mi familia se opondría y este señor sufrirá la marginación del resto de los ciudadanos.-
-No vamos a ir a la ciudad, nos quedaremos en lo más alejado del bosque, no hay nada mejor que poder disfrutar de la naturaleza – dijo el can acercándose más a la joven y tras abrir la mano de ella creció una flor que le obsequió.
Ella agarró la flor pero tras sonreírle dijo – Lo siento honorable caballero, no puedo quedarme en este lugar, agradezco su regalo y sus sentimientos pero no puedo aceptarlos porque no creo que salga nada bueno de nuestra unión- dijo con pena.
Cyrianka se acerco a los dos con una mirada llena de cólera y dejó salir de su cuerpo un destello color magenta en dirección a ellos y luego se esfumó. Un humo de ese color cubrió el bosque durante el resto de la noche y con los primeros rayos del sol pudo notarse como ese can se había convertido en un enorme sauce y a su lado bajo su ala protectora había un manzano donde estaba Aydana y en el pueblo nadie jamás volvió a saber de ella.
FIN
Autor: Martín Fernández Morcillo
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