Hace días que duermo mal. Pésimo.
Siempre me costó dormir, pero esta semana por alguna razón es peor. Me
despierto antes de que suene el despertador, me cuesta mucho conciliar el
sueño. Doy vueltas y vueltas en la cama. Prendo el ventilador. Apago el ventilador.
Sueño incomodo.
Me
despierto con sed. Pienso en mujeres que no puedo tener. Hablo con personas que
solo puedo hablar en mis sueños. Trato de no darle importancia alguna.
Simplemente cierro los ojos dejo que la noche me consuma, ya sea que duerma o
no, quiero estar tranquilo a como dé lugar. Es en ese momento que una idea
empieza a rondar mi cabeza. Puedo verla, soy simplemente un testigo invisible
de la escena. Hago cambios a voluntad en ella, como si fuera el director de una
película.
Son
dos personas, discuten. Al menos una de ellas, la otra persona parece no darle
importancia, aunque en realidad está preocupada por él. El muchacho la quiere
mucho, la ama con locura, y ya aprendimos que eso en mis cuentos siempre es
malo. Este irritado, no sabe como amarla, tal vez ni siquiera sabe como amar,
por lo tanto desea hacerla sufrir. Honestamente, ni siquiera desea eso, pero es
lo único que sabe hacer y al estar en un estado psicótico piensa que es lo único
que puede hacer para llamar su atención. En eso tiene razón. El sufrimiento
causa ese efecto. Pero primero quiere molestarla, de esa manera puede disfrutar
más su desgracia. Anhela con todo fervor que la culpa invada a esa otra
persona. Si tiene éxito aquella mujer solo podrá pensar en él y solamente él.
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Interpreta a
Maquiavelo de la misma forma que yo.
Le
pregunta, aun sabiendo de ante mano la respuesta, si ella sentiría alguna culpa
si él decide acabar con su vida. Ella dice que 'no'. Sin embargo el sabe la
verdadera respuesta. Ella sabe que él sabe. Yo también pude deducirlo en
segundos.
No
solo sentiría culpa, de hecho ya la siente, sabe que revertir esta situación será
muy difícil. Sabe que no puede mentirle, sabe es cuestión de tiempo para que lo
inevitable pase. 'No' se convierte en la única forma vivir. El hombre ya se dio
cuenta de este truco, pregunta una vez más, la respuesta sigue siendo la misma.
Sabe que en realidad ella está preocupada, pero no quiere admitirlo, no porque
le vergüenza, o por que no tenga ningún sentimiento reciproco hacia él.
Solamente el 'no' parece la única vía a salvarlo. Demostrar alguna preocupación
podría causar algún mal mayor.
Pregunta
una vez más. 'No'. Cada vez es menos convincente. Esta vez una lagrima rueda
por la mejilla de esa muñeca de porcelana, de pelo castaño claro y ojos café.
Ambos
saben yo estoy ahí presente, pero parece no importarles. Como un director de películas.
Luz, cámara, acción. Luz cámara, drama seria más apropiado. Ninguno de ellos
fija su atención en mí. Aunque notan mi presencia.
El
hombre sonríe. Sabe que en este momento el es lo único en su cabeza, para bien
o para mal. Quiere guardar este instante por siempre. La mujer reacciona,
aunque sigue pálida, trata de disimular su preocupación. Se pregunta así misma
que es lo que siente realmente por él. Puede que lo ame, piensa para sus
adentros. Puede que ella tampoco sepa como amar.
No.
Definitivamente no lo ama. Está asustada, está preocupada, inconscientemente
sabe que de amarlo podría salvarlo. Increíblemente se siente culpable de su
libre albedrío Si tan solo pudiera amarlo, aunque sea un poco. De mentirle podría
causar algo peor. No puede pensar en algo peor, pero esa idea la ayuda a
disimular si pena.
El
vuelve a preguntar, ella esta vez gira la cabeza cerrando los ojos, no hay
lagrima en la mejilla. 'No'. Nada queda por hacer entonces, se dice el
muchacho. Con una sonrisa amarga, como quien ve la luz al final del túnel, y
solo le queda caminar.
'No
te sientas mal entonces' dice por última vez el hombre. Aunque para ser
honestos, el quiere hacerla sentir mal, es lo único que le queda. Es la razón
por la que lo hace. Se inmortalizara en un recuerdo dentro de ella, un pésimo
recuerdo, pero uno al fin. Tendrá un lugar en su corazón, que extrañamente es
lo único que el siempre quiso, aunque nunca supo cómo hacerlo bien.
En
su mano ahora tiene un revolver, no lo había visto antes, no sé de donde lo
saco. La magia del cine. La magia de mi imaginación. La mujer no se asusta.
Sabe que ella no corre peligro, esto le da aun mas pena. Es una mujer con una empatía grandiosa, por eso le cuesta tanto decidir que decir y qué hacer. Siente que
ella está directamente relacionada con la seguridad del muchacho, y tiene razón
en sentirse de esa manera. Ya que sea su culpa o no, ella es la causante de
todo esto.
Pese
a la impresión en el rostro de la mujer, no es ninguna sorpresa para ella, el
hombre pone el revólver en su sien. El muchacho camina hacia atrás unos pasos.
No quiere que su sangre mundana salpique tan bello rostro. Lo hace para
odiarla, lo hace para ganarse su odio también, pero sigue respetando la
fragilidad de la que se enamoro, y que amo tanto para poder cambiar.
El
sonríe, tan solo sonríe, es muy cobarde para decirle 'Te amo'. Ella ya lo
intuye de todas formas, pero no sabe que contestar, sabe que no hay nada más
que hacer, no puede decirle 'También te amo', no puede mentirle de esa manera.
No es justo que para salvarlo tenga que ser condenado a un mundo de mentiras.
Camino un poco y me pongo detrás de él, yo tampoco quiero mancharme con su
sangre.
Ni
siquiera lo duda. De todas formas pareció una eternidad el tiempo que le llevo
apretar el gatillo. Era el final más predecible, si bien no deja de sorprender.
Pensé que iba a ver la bala salir por el otro extremo de su cabeza, me
equivoque, habrá quedado alojada en su esponjosa materia gris. El revólver cae
al suelo antes de que su cuerpo se desplome. Lentamente el sollozo lamento de
la mujer se hace más fuertes, niega el horror que tiene enfrente, sus manos
limpian sus lágrimas que al caer al suelo se mezclan con la sangre que brota de
la cabeza del muchacho.
Ella
me mira de manera incierta, un primer plano sutil para alguien que acaba de
presenciar un suicidio de quien la amo. Es una excelente actriz, luego de que
la escena término, se repone rápido. Deja el llanto. Después de todo, no hay
otra cosa que se pueda hacer. Se da ánimos a ella misma diciéndose que lo
intento, que trato, que no era posible salvarlo. En todo tiene razón, ese
hombre ya estaba muerto desde el momento en que la vio. El revólver solo
termino su agonía. Cuando un corazón deja de latir, de que vale seguir
viviendo...
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