martes, 17 de julio de 2012

El pueblo de los muertos de mal de amor.

Al fin llegó esta entrada anunciada algunas entradas atrás...No diré nada más porque es larga y prefiero que la lean. Por si no llegan a entenderlo busquen en el blog:



-para poder tener un mejor panorama de la situación. Saludos y nos estaremos viendo muy pronto. 

 
El pueblo de los muertos de mal de amor

Pasaron dos semanas luego de que Fernando fuera expulsado de la fuerza policial. Se había refugiado en su vicio del alcohol y ahora tenía una apariencia desgarbada y consumida. Salía por varias horas a caminar por la ciudad esperando encontrar lo que buscaba. Pero no había nada, miraba espejos y vidrieras pero ningún resultado se le presentaba. 

Tal vez en la ocasión anterior se despertó la habilidad de ver a los seres porque llevaba uno apegado al cuerpo. O quizás el destino quería salvarlo de terminar mal y le otorgo la visión de su enemigo para poder combatirlo. Paseaba cerca de un río, miraba su reflejo en el agua, allí decidió poner a prueba un plan extremo y estúpido. Esa noche  así como en los días venideros se entrego al lamento y recuerdos de las historias de pareja que no había podido concretar. El alcohol lo ayudaba a sentirse emocionalmente débil, aunque no obtenía ni sentía dolor real para tentar a los parásitos.



Luego pasó a la vía ilegal, bajo los efectos del alcohol comenzó a acechar mujeres que le resultaban atractivas, a tocarlas y gritarles la primera expresión que pasara por su mente. De ahí salto  a querer besarlas, recibió por eso golpes de parte de las mujeres y de algunos hombres que iban ocasionalmente con alguna de ellas. Recibía el dolor físico con sonrisas y algunas carcajadas sin importarle el daño que pudieran hacerle hasta que en una ocasión fue llevado a la comisaría donde trabajaba.   

El oficial que lo llevó no lo conocía y se sorprendió cuando muchos de los que estaban esa noche de turno lo reconocieron. Lo llevaron a una celda solitaria y lo dejaron toda la noche allí dejando que el frio del ambiente se apodere de él, en ese estado de completa incomodidad y por los efectos de la bebida se puso a llorar mientras temblaba nervioso. Los oficiales lo ignoraban y se le reían hasta que uno de sus ex compañeros le dio una frazada para evitar que la temperatura lo afecte.

Fernando pasó una semana en esa celda, la semana más larga porque sentía una gran abstinencia por su amado alcohol, y se tenía que aguantar las bromas pesadas de sus antiguos colegas. Cuando lo dejaron en libertad sentía que lo seguían, miró hacia atrás pero no vio a nadie, ignoró esa sensación y se entregó a ella sintiendo  una descarga eléctrica subirle por su espina y al  pasar por una vidriera sonrió al ver un parasito como el que había tenido tiempo atrás. 

 Esa misma noche fue al bar de siempre y se puso a beber tranquilo un poco de Vodka, sentía algo muy extraño, podía sentir al parasito gritar , sentía que le estaba causando sufrimiento y dedujo que su objeto de amor etílico e inmaterial revertía las ondas de dolor del parasito volviéndoselas en contra pero no negaba el acoplamiento. Esa noche volvió a su casa y durmió plácidamente aunque tenía sueños extraños, se sumergía en la psicodelia de colores anaranjados y rojizos sentía cosas que palpitaban y pronto se dio cuenta que era la mente del parasito, había logrado dejarlo  atontado y neutralizar sus efectos. Con esa información salió a dar un paseo y se sorprendió al ver muchos de esos parásitos flotar libremente en el aire. Notó que muchas personas tenían parásitos en sus cuerpos. Quería librar a esa gente, pero recordó la manera en que cada persona se ponía y tal vez el hecho de haber dominado a su parasito lo relajaba.  

Fernando siguió de esa forma por varios días más tomando bebidas alcohólicas cada determinadas horas para mantener aletargado al monstruo , sin embargo los sueños se volvían más rojos y el sufrimiento del parasito se hacía más fuerte. Hasta que un día pudo notar que algunas personas ya no tenían algunos con la misma forma que el suyo, poco a poco iban cambiando hasta transformarse en humanoides muy pesados y que demostraban comportamiento civilizado, el ex detective podía observar a algunos marchar sin rumbo por el pueblo o charlar en un idioma que no podía descifrar. En esa caminata se dio cuenta que los humanoides  lo señalaron  y consumido por el pánico Fernando se puso a correr mientras estas criaturas invisibles para el resto de los ciudadanos lo perseguían.

-AHÍ VIENEN, BEBAN ALCOHOL O CONFÍEN EN USTEDES MISMOS PARA QUITÁRSELOS DE ENCIMA- 

Gritaba a viva voz por el medio de la calle. La policía lo detuvo y llamaron a una ambulancia, dispuestos a mandarlo a un Psiquiátrico porque creyeron que estaba loco. Los dos parásitos humanoides se acercaron  y cuando lo arrestaron se acoplaron a Fernando. Primero quitaron a su compañero debilitado y luego tomados de las manos se aferraron al cerebro del hombre. Ellos le mostraron en su mente la ciudad rodeada de parásitos y la llegada de uno de tamaño gigante aunque no podía verlo bien. Sentía que las calles estaban teñidas de sangre y no había nadie. Uno de ellos lo dejo y lo acompañó todo el viaje. Dándoles pequeñas ordenes a los parásitos con gente alrededor suyo. La gente parecía recibir descargas eléctricas porque gritaban en el momento en que ese horrible humanoide daba una orden. Al llegar al hospital, el parasito saco dos tentáculos y se acoplo a los enfermeros ordenandoles que tomen a Fernando con mucha fuerza y lo encierren en un cuarto acolchonado. Allí dentro el señor Crane comenzó a sentir una extraña sensación de éxtasis olvidándose por completo de la realidad y de su propio ser  perdiendo poco a poco la noción del tiempo.

Le pareció que habían pasado minutos o segundos cuando recobró la conciencia de la situación. Se levanto del rincón donde había estado y se asomo a su cuarto. Observó a los dos enfermeros muertos y se dio cuenta que la puerta estaba abierta. Lentamente caminó por los pasillos del manicomio pero no oía ningún ruido más que sus pisadas. Le entro pánico y al salir a la calle pudo ver que todo había quedado detenido en el tiempo. Había sangre en las calles y algunos cuerpos y vísceras que esquivaba mientras seguía en marcha. Comprendía la situación, pero se sentía a salvo porque no veía a ningún parasito revoloteando por ese lugar, eso generó que se pusiera a correr en por la avenida principal con euforia. 

Pero de repente pudo ver como la tierra se agrietaba y sintió que alguien lo tomaba de sus extremidades. Notó a dos parásitos humanoides sosteniéndolo y haciéndolo flotar en el aire. Y al observar las grietas se dio cuenta que de allí adentro salían tentáculos rojos parecidos a arterias.



Los parásitos lo seguían levantando, entonces divisó un gigantesco ser con forma de cerebro, sin ojos y lleno de estas arterias. Un tentáculo que salió del medio de ese cerebro fue propulsado a toda velocidad hasta ser clavado en el pecho de Fernando, la sinapsis producida por ese acople fue mayor a cualquier otra que haya podido experimentar con cualquier otro parásito. Sus ojos se pusieron completamente blancos y fue depositado en  tierra. Los que lo tenían sujeto intercambiaron palabras tras soltarlo y dejaron que Fernando se pusiera a marchar lentamente.  

Y del cielo descendieron miles de parásitos bien alimentados junto a humanoides que reían con malicia. Todos ellos se unieron por los tentáculos y se posaron sobre el gran cerebro dejando salir de ese modo su energía hacia el cuerpo de ese pobre humano quien solo dio un fuerte grito antes de quedar mudo, sus blancos ojos se fueron apagando y su lento andar demostraba dolor y sufrimiento. Y así Fernando continuó su marcha junto a esa bola de seres por lo que quedaba del pueblo. Quienes pasaban por las cercanías del lugar podían oír que el viento llevaba el eco de gemidos y frases cargadas de extremo dolor y penuria.


MFM - Lord Vampiro

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