martes, 5 de junio de 2012

Insomio


El muchacho no logra dormir. Da mil vueltas en la cama antes de convencerse de que no logrará conciliar el sueño. Decide entonces ir hasta la cocina. Toma una de las tazas de la repisa y la llena de agua, luego coloca la taza en el microondas.

Piensa que un poco de té lo hará dormir, aunque mientras la taza da vueltas tras vuelta dentro del microondas, ve encima de la mesa un poco de whisky. No puede dejar de beber un trago... bebe de la botella y se seca el labio inferior con su mano.

El microondas hace un ruido, parecido a un suave pitido, avisando que termino de calentar la taza. El muchacho toca un par de botones en el electrodoméstico y los ruidos robóticos cesan. Abre uno de los cajones que hay en el mueble de la cocina, el segundo contando desde arriba. De allí saca una pequeña caja, la cual tiene varios sobres de té. Toma una al azar, de manzanilla, lo coloca dentro de la taza y se vuelvo con ella a su cuarto. Busca en la biblioteca un libro para leer, esperando que la taza se enfrié. Buscaba El Hacedor, por alguna razón sentía necesidad de leer El otro tigre. A pesar de que no tenía una gran biblioteca, no pudo encontrarlo. Se sintió defraudado consigo mismo, trato de buscar otro título pero nada le interesaba. Tomo por las dudas La vida es sueño pero lo dejo en su escritorio, nunca lo abrió.

Pensó en el tigre, no ese tigre sino en el otro, ese tampoco, sino el tercero... el que no está en el verso. Se pregunto donde podría estar. Tomo un poco de té, y luego de unos cuantos sorbos, dejo la taza en el escritorio. Miro entonces el libro que descansaba a un lado de la taza. Lo observo fijamente, hasta que lo comprendió.

Supo entonces que el otro tigre no estaba ahí, pero se creyó capaz de poder encontrarlo. Volvió a revisar su biblioteca, busco en Ficciones primero y luego en La memoria de Shakespeare. Seguía sin éxito, pero continuaba, sin rendirse.

Luego se le ocurrió que podía estar en Macedonio Fernández, o en Xul Solar, tal vez incluso en Walt Whitman. Desarmaba la biblioteca libro por libro, cuento por cuento, poema por poema. Cada oración, cada verso, buscando aunque sea una palabra, una mirada, un colmillo, una raya que se pareciera a aquel tigre.

Recordó que:
Será como los otros una forma
De mi sueño, un sistema de palabras
Humanas

Al ver su habitación nuevamente se vio envuelto en un laberinto, su garganta quedose seca. Busco su té de manzanilla, pero le sabio a agua de los márgenes del Ganges. Contemplo entonces el universo, abrupto y absurdo.

Vio a través de su ventana las paginas que envolvían el laberinto, trato de recordar su pasado en vano. Era un muchacho sin pasado, controlado por un Dios sinvergüenza que lo creó en una noche de insomnio para dormir mejor.

Pudo distinguir entonces, las rayas que marcaban el caos, se dio cuenta, que él era una de ellas, acepto su triste final, con una suerte de hidalguía, después de todo, finalmente lo había encontrado. Él era el otro tigre. 







Basado en el poema de Borges El otro tigre.

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